Un templo dedicado al vermut
Además de ser un ritual casi tan sagrado como la misa para nuestras abuelas y uno de los que está más de moda últimamente, La Hora del Vermut también es el nombre de uno de los grandes templos madrileños dedicados a esta bebida. El Mercado de San Miguel, en pleno centro de la capital, acoge entre sus bulliciosos pasillos este puesto que nunca pasa desapercibido y en el que se rinde culto al vermut en todas sus variedades.
Por supuesto, no falta el de grifo, que cualquier bar de aperitivo que se precie debe atesorar en su menú, y ojo, porque sirven el célebre y preciado Vermut de Reus (ciudad pionera en introducir esta bebida en España). Además, también se pueden degustar deliciosos vermuts reserva procedentes de distintas regiones del país, vinos olorosos, sangría e incluso rebujito, por si a alguien le entra nostalgia del sur.
Perderse sus encurtidos es, simple y llanamente, un pecado capital: aceitunas, pepinillos, cebollitas, guindillas, banderillas de todos los tamaños y colores… ¡y algún que otro aliño sorprendente! Si quieres darle un giro a la hora del vermut y aprender cosas nuevas sobre esta aromática y exquisita bebida que tan bien acompaña los mediodías, este puesto es, sin duda, una parada imprescindible.
Además de ser un ritual casi tan sagrado como la misa para nuestras abuelas y uno de los que está más de moda últimamente, La Hora del Vermut también es el nombre de uno de los grandes templos madrileños dedicados a esta bebida. El Mercado de San Miguel, en pleno centro de la capital, acoge entre sus bulliciosos pasillos este puesto que nunca pasa desapercibido y en el que se rinde culto al vermut en todas sus variedades.
Por supuesto, no falta el de grifo, que cualquier bar de aperitivo que se precie debe atesorar en su menú, y ojo, porque sirven el célebre y preciado Vermut de Reus (ciudad pionera en introducir esta bebida en España). Además, también se pueden degustar deliciosos vermuts reserva procedentes de distintas regiones del país, vinos olorosos, sangría e incluso rebujito, por si a alguien le entra nostalgia del sur.
Perderse sus encurtidos es, simple y llanamente, un pecado capital: aceitunas, pepinillos, cebollitas, guindillas, banderillas de todos los tamaños y colores… ¡y algún que otro aliño sorprendente! Si quieres darle un giro a la hora del vermut y aprender cosas nuevas sobre esta aromática y exquisita bebida que tan bien acompaña los mediodías, este puesto es, sin duda, una parada imprescindible.
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